miércoles, 14 de mayo de 2008


Quién lo creyera. Por los límites que rodean esos pueblos sumergidos en la más profunda calma, el frío traído de Bogotá se descongela con los parajes acalorados de los sitios preparados para lo que el ojo aventurero desconoce. Ya sea el ocio o el impedimento de no poder mantener el cuerpo quieto, los deportes extremos de Cundinamarca son uno de los motivos ‘más intensos’ por los que se va a conocer la región. Prepare la cámara fotográfica, ropa extra y ajuste los ligamentos que hace rato no ejercita, porque… ¿quién dijo miedo? El cielo es el límite y usted es el único que lo pone. La aventura cundinamarquesa se puede comparar con cualquiera en el resto del planeta. ¿No nos cree? Experiméntelo usted mismo.
El Rappel, el Canopy, el Rafting son hasta ahora los más conocidos por quienes saben del tema y buscan el último rincón natural para practicar los deportes extremos. El Rappel (descenso en paredes rocosas por medio de cuerdas) tiene como ingrediente exclusivo la altura de las cascadas. Si bien usted no es un amante de las mismas, se realizan entrenamientos que duran algunos minutos para que se pueda preparar. La Cascada de Barandillas, entre Ninaima y Tocaima, es un excelente sitio para su práctica, aparte, claro está, de los planes que ofrecen entidades privadas en lugares que son de su propiedad. Volando por recorridos que al principio le parecerán interminables pero luego los verá tan breves como un suspiro, el Canopy es el nuevo deporte de aventura que permite elevarse y desplazarse hasta a más de 200 metros de altura sobre el pueblo. Su recorrido de 1200 metros está asegurado no sólo por guías especializados, sino por un aparato de seguridad con poleas, cuerdas, arneses, cascos y guantes que lo harán sentirse como en su propio ambiente. En el municipio de La Mesa también se lleva a cabo esta práctica


LO NUEVO: EL DOWHILL Con un poco más que valentía, los intrépidos toman su bicicleta y se lanzan cuesta abajo por los cerros de Ubaque, uno de los municipios que desde hace un poco más de un par de años adecuó estas montañas para la práctica de este deporte. El Dowhill se apoya no sólo en los instrumentos de la naturaleza: las rampas hacen saltar por los aires a los que hace más de 2 años practican este deporte que ya tiene válidas nacionales en regiones como el Valle, Caldas y Antioquia. En el Cerro Del Quinto y el Alto de Guayacundo se concentran los nuevos aficionados ubaqueños o bogotanos que tienen cercanía a estos cerros del Oriente.

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